El proceso de cicatrización es una compleja secuencia de procesos bioquímicos interrelacionados que se ponen en marcha de modo inmediato para alcanzar la reparación del tejido dañado.
Este proceso se divide en varias fases estrechamente conectadas:
1. HEMOSTASIA:
Al producirse la rotura de los vasos sanguíneos, se inicia la hemorragia. El contacto de las plaquetas con el colágeno del tejido epitelial de venas y arterias las activa y comienzan a agregarse y a formar una masa gelatinosa que favorece el taponamiento. Se pone en marcha la cascada de coagulación que consigue la formación de fibrina que actúa a modo de adhesivo para la formación del coágulo. La producción por parte de las plaquetas de de sustancias proinflamatorias desencadena la entrada en la fase inflamatoria o detersiva.
2. FASE INFLAMATORIA:
En ella se busca la consecución de dos grandes objetivos, la eliminación del tejido desvitalizado y la fagocitosis de los microorganismos que han podido acceder a los tejidos. Desbridamiento y Control de la infección.
3. FASE PROLIFERATIVA:
Una vez que se alcanza un lecho de la herida “limpio” se pone en marcha el proceso de producción de tejido de granulación, la angiogénesis y la epitelización final.
4. FASE DE MADURACIÓN (REMODELACIÓN):
Se produce una reorganización de las fibras de colágeno y desaparecen los grupos celulares que ya no son necesarios.
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